jueves, 14 de octubre de 2010

La individualidad de la Kundalini

La individualidad de la Kundalini

G. S. Arundale

De algún modo misterioso la Kundalini permanece siempre individual para su receptor, por inseparable que siempre sea del fuego universal del cual emana. De alguna forma participa de la naturaleza del átomo permanente, no puede desintegrarse y forma el fuego eterno de la individualidad evolucionante.

Es bastante curioso que aun cuando parezca haber obstrucción en lo alto de la cabeza –no en el centro de ésta sino de hecho en su parte superior– la Kundalini, hasta cierto punto, penetra y se abre paso a través de la coronilla con el fin de proyectarse más allá del cuerpo físico, como si fuera una fuente de agua de colores. El resultado es una corriente que se despliega y semeja un embudo del que fluye la Kundalini, que escurre, dijéramos, por los bordes. En un principio este embudo sobresale tan sólo un poco, pero a medida que el proceso de penetración avanza, la fuerza de la corriente avanza y la Kundalini se eleva hasta gran altura. Todas las obstrucciones de la cabeza desaparecen, dando por resultado el contacto –un canal horadado entre los diversos tipos de conciencia– que conduce hacia una conciencia continua y una relación constante entre los diversos planos y la conciencia cerebral del estado de vigilia.
¿Cuál es la naturaleza de la obstrucción en la parte superior de la cabeza?
Tiene la apariencia de una masa de granos de arena de color amarillento, entre la cual la Kundalini está tratando de horadar un pasaje permanente, despedazando la masa, haciendo un agujero a través de ella, un proceso de cierta dificultad, de algún dolor y de alguna proporción de peligro. Al principio la Kundalini solamente está encendida. Al transcurrir el tiempo, el calor tiene que convertirse en un núcleo ardiente y más tarde en un fuego que consume, purifica y libera.
Supuestamente estos granos de arena son células y no se encuentran tan juntas unas de otras como para que la Kundalini no pueda hacer alguna especie de pasaje, tal como el agua puede escapar por un cedazo.
Resulta interesante observar la naturaleza del proceso de despertar a la Kundalini cuando tiene lugar durante el sueño del cuerpo físico. La observación más interesante es respecto a la densidad o solidez de la misma. Desde un punto de vista, la Kundalini es un fuego líquido, pero desde otro hay un símil exacto de ella en la colocación de un poste largo dentro de un hoyo en el suelo. La tierra tiene que ser perforada y el poste insertado en el agujero.

* De su libro Kundalini, una experiencia oculta (Editorial Yug). Otros libros básicos para conocer el tema del poder serpentino y su manejo son los clásicos del yoga, los tratados conocidos como Shiva Samhita, el Yoga Sutra de Patanjali, Gheranda Samhita y Hatayoga pradipika.

Similarmente, en los cuerpos inferiores todo impedimento tiene que quitarse del camino que la Kundalini habrá de recorrer; impedimento tanto físico como etéreo, y posiblemente superior también. Y el cuadro que el estudiante vio con el ojo de su mente conforme despertó fue el de escarbar y quitar sólidos de densidades variables para que otra clase de sólido pudiera entrar en el pasaje así vaciado. Bien podemos emplear el símil de perforar el suelo: durante esta actividad se encuentra tierra, luego tierra y agua, después quizá agua únicamente y, si uno profundizara más, hallaría masas derretidas y gases de diversos tipos.
Ahora bien, aquí el propósito es horadar hacia arriba para dar paso a la Kundalini, y aparecen las mismas clases de obstáculos: diferentes tipos de sólidos (aunque los denominemos sólidos, nos referimos a líquidos, gases, etc). Todos son sólidos. La Kundalini es un sólido, y si ha de desempeñar su trabajo, otros tipos de sólidos tienen que ser eliminados del camino. No es que no pueda más o menos penetrarlos; puede hacerlo y de hecho lo hace, hasta cierto punto; pero su principal objetivo no se cumplirá a menos que tenga un pasaje completamente despejado, y esto implica la eliminación, aunque quizá sólo en muy pequeño grado, de la obstrucción física, o posiblemente el amontonarla en un lado u otro tal como una multitud tendría que dar paso a una procesión que se aproxima. Quizá ocurra en parte una combustión y en parte ese amontonamiento hacia un lado u otro.
A medida que el canal se va formando, el poste de la Kundalini es lanzado hacia arriba. La realización de este hecho es sólo cuestión de tiempo. La imagen de la Kundalini como un poste que gradualmente es insertado en un hoyo parece ser más exacta de lo que a primera vista se piensa. Las distinciones que hacemos de sólidos, gases, etc., son términos relativos. Existen ciertos sólidos en comparación con los cuales las cosas más compactas que conocemos son sumamente ligeras y etéreas. Algunos se hallan en las entrañas de la Tierra. Éste es un modo de considerar los sólidos. Otra manera es mirar lo crecientemente real como, en el más auténtico sentido de la palabra, "sólido", crecientemente sólido, sustancial. Desde esta perspectiva, la Kundalini es más sólida que lo más sólido que conozcamos, usando la palabra "sólida" como sinónimo de real.
Al tratar de la Kundalini con estos términos estamos concientes de su solidez comparada con la de la materia física o la de sustancias que le siguen en grado de consistencia, desde el punto de vista del plano físico a la materia física. La Kundalini parece mucho más sólida que ésas, y el proceso de despertarla puede así compararse adecuadamente con la extracción de tierra y lodo a fin de clavar un poste, el cual sería relativamente más duro que la tierra o el agua. También la Kundalini, desde cierto punto de vista, es mucho más consistente que las barreras que han de eliminarse. No sorprende, entonces, que la traducción a términos de conciencia vigílica de lo que vendría a ser un proceso de excavación durante el sueño del cuerpo físico se exprese como extracción de tierra y agua para hacer un hoyo en el que penetre un objeto en verdad sólido. En cierto sentido la materia mental lo es mucho más que la materia emocional, la búdica lo es más que la mental, la nirvánica más que la búdica, igual que el espacio puede considerarse más sólido que aquello que lo llena. La llamada materia sólo puede estar ahí donde el más sólido espacio no está para evitar su presencia: tenemos que quitar espacio para hacerle lugar a la materia, pero a veces debemos suprimir materia para darle sitio al espacio, y eso hacemos cuando despertamos a la Kundalini, pues ella pertenece, relativamente, más al espacio que a la materia.
Existen especulaciones sobre la Kundalini con las que casi se teme ser complaciente. Fuego universal, cósmico como lo es, parece sin embargo estar constituida por innumerables y diversos elementos, y uno u otro de éstos resplandece según se encienda el fuego en individualidades pertenecientes a alguna de las grandes corrientes evolutivas. Cada centro representa una línea de energía, y en cada individualidad por ende domina un centro al que le sigue otro en importancia. Así la Kundalini se adapta a la nota predominante en el individuo y parece energizar los diversos centros según su importancia en determinado cuerpo humano. Sigue su curso con ligereza, por así decir, por los centros subdominantes, excitándolos sólo a una vivificación menor, pero en verdad dando fulgor a los centros de especial preminencia. Y este principio rige a todo lo largo del proceso evolutivo tanto en el vasto macrocosmos como en el diminuto microcosmos.
La Kundalini definitivamente aviva cada centro, dando vueltas como gira cada uno, palpitando y abriéndose paso hasta el gran entronque de la cabeza. Hay poca duda sobre la existencia de un movimiento espiral de la Kundalini cuando va hacia arriba para reunirse en los centros preminentes debido al rayo1 y temperamento del individuo, y a veces vivificando algunos centros que necesitan especial estímulo en virtud de cierto trabajo que el sujeto debe emprender. Viendo esto uno piensa si las naciones y las razas, o las religiones y las sectas, tienen su centro superior así como sus centros subordinados, de manera que el fuego de la Kundalini tenga que ser todo para todos los centros.

1 La teosofía enseña que toda vida, ya esté en mineral, planta, animal u hombre, es la vida única, y ésta, mucho antes de iniciar su trabajo en la materia mineral, se diferencia en siete grandes corrientes, cada una con sus características especiales e invariables. Estos tipos fundamentales se conocen como los rayos; se hallan entre los hombres y todos pertenecemos a uno u otro. En la raza humana siempre se han reconocido desemejanzas básicas de esta clase. Hace un siglo se describía a los hombres como de tipo linfático o sanguíneo, vital o flemático, y los astrólogos los clasificaban como hombre Júpiter, hombre Marte, hombre Venus y así.

Uno se pregunta si lo mismo será verdad respecto a la tierra, el mar, el valle, la montaña, el bosque, la llanura. Y luego viene la especulación sobre el centro supremo de la Tierra. La Tierra, se nos dice, tiene su propio color, su propia nota, ¿no tendrá también su centro especial? No parece haber duda, y también debe ser así con el Sol y de hecho con todo organismo. Y cuando uno trata de seguir esta especulación con la visión interna, se pierde en regiones de conciencia que tienen vedada la exploración y uno sabiamente regresa, lamentándolo, a los reinos que están en espera, como esos otros no están todavía, de ser conquistados por nosotros.
La sensación quemante, usualmente asociada con la Kundalini y de ningún modo restringida a los canales por los que pasa por el cuerpo, no es necesariamente inevitable. Puede haber una sensación de frío, de presión, de un reventón; esto último por lo común dentro de la cabeza. Algunos han experimentado una incómoda elevación de la temperatura a lo largo del tronco que se extiende hasta dentro de la cabeza, de modo que toda la parte corporal superior parece estar intensamente caliente, emitiendo calor en todas direcciones.
Pero siempre, y ésta es una prueba decisiva de lo correcto de la vivencia, todo el cuerpo se vuelve comparativamente universalizado en lo referente a su sensibilidad. El cuerpo entero se vuelve, digámoslo así, una medida de lo real, de tal modo que el discernimiento está activo desde la punta de los pies hasta la coronilla. Éste es un reflejo sobre el plano físico de la ausencia de localización de facultades en los cuerpos internos, que es tan evidente en el cuerpo físico mismo. Con la vivificación de la Kundalini surge una fusión de los cuerpos inferiores con los superiores, con la cual comienza a haber un solo vehículo receptivo y activo en todos los componentes de su ser.
En las regiones superiores de conciencia cesamos de hablar sobre vehículos, pues el lugar de éstos es tomado por resplandores, y cuando la Kundalini esté aún más desarrollada, la conciencia, que en el cuerpo físico tiene localizaciones y en los cuerpos superiores se extiende hasta los límites de éstos, quedará en la más elevada región, reunida en un solo centro desde el cual brotarán rayos hacia todas partes.
La evolución consiste en un avance hacia la totalidad de la vida manifestada, en hacer contacto con las más lejanas circunstancias; pero el camino de regreso es traer al centro, etapa por etapa, los frutos del avance, la suma total de las experiencias. Así, parece que hemos llegado al punto de concluir que de alguna manera misteriosa la Kundalini permanece invariablemente individual para su receptor, aun cuando sea siempre inseparable del fuego universal del cual surge. Tal parece que la Kundalini, de algún modo esotérico, participa de la naturaleza del átomo permanente,2 que no puede desintegrarse y que forma el fuego eterno de la individualidad evolucionante.
Hemos dicho que no puede desintegrarse. Desde cierto punto de vista nada se desintegra. Lo que cualquier cosa puede hacer es volver a casa por un tiempo, y esto es lo que la Kundalini probablemente efectúa. Su paso por los centros del cuerpo, la selección de uno o más centros especiales para vivificarlos mayormente, su emisión desde la cabeza, sus fuerzas unificadoras, todo es ni más ni menos que la acumulación de experiencia para el fuego que es el individuo mismo.
Quizá se perciba con claridad que debemos dejar el hábito de considerar nuestros cuerpos tan sólo como carne y huesos, nada más como materia, según se le conoce en estos tiempos de corta visión. Todas las cosas son modos de manifestarse la una a la otra, son formas de patentización del fuego o de cualquier otra expresión suprema del espíritu creador que podamos concebir. En las escrituras cristianas tenemos el concepto de fuego como el tercer aspecto de la Trinidad: Dios Espíritu santo. Sin embargo, detrás de todas las divisiones está el

2 El núcleo central de los cuerpos de cada hombre es un átomo permanente, llamado así porque se mantiene constantemente dentro de la periferia del aura superior aunque el cuerpo mismo se haya desintegrado. Al renacer, de este átomo emana una sustancia que semeja una red o tejido, y dentro de ella son elaboradas las partículas atómicas verdaderas del nuevo cuerpo. El uso de los átomos permanentes es para preservar dentro de ellos mismos, como fuerzas vibratorias, los resultados de todas las experiencias por las que han pasado. No debemos pensar que el diminuto espacio de un átomo está repleto de innumerables cuerpos vibrantes, sino de una limitada cantidad de cuerpos, capaz cada uno de producir incontables vibraciones.

Uno sin segundo, y en verdad es cierto que todo lo que podamos afirmar de las manifestaciones del Único podemos afirmarlo con mayor razón aún del Único mismo. Así que desde un aspecto podemos representar al espíritu creador como fuego, y todo lo que de él provenga como fuego, ni más ni menos. De ahí que pensemos sobre la Kundalini como el corazón, el fuego permanente de los vehículos de un individuo y que creamos ver en el átomo permanente el fuego de la Kundalini esperando su siguiente manifestación.
Se piensa que hay inhalaciones y exhalaciones, pulsaciones de la Kundalini. La observación parece demostrar que todas las cosas respiran y que pueden asignarse a estas respiraciones las interpretaciones más maravilosas. La intensidad de la Kundalini aumenta y disminuye, sube y baja hasta en sus pulsaciones. Es muy difícil seguir todo esto, pues el estudiante que ha estado haciendo la observación carece de experiencia, a lo cual hay que añadir que se ve enfrentado a las intensificaciones que se producen en su propia Kundalini debido a las mismas observaciones que realiza. La atención alimenta, así como la desatención suscita hambre, y estas constantes vivencias y experimentos incrementan la actividad de su propia Kundalini. Es evidente que en estos altibajos la Kundalini es profundamente afectada por el ambiente que rodea al cuerpo en que reside. En los grandes espacios abiertos, en el armonioso, rítmico y ordenado hogar, en el mar, en la proximidad de cerros y montañas, en juntas especiales con fines elevados, en reuniones ceremoniales bien dirigidas, en iglesias, templos y mezquitas en cuyo derredor se ha acumulado una devoción pura, en centros de enseñanza donde todo temor está completamente ausente y donde subsiste una hermosa relación entre maestros y alumnos, en todas estas condiciones así como en otras del mismo tipo la Kundalini se acrecienta. Pero en las poblaciones y ciudades, en los lugares atestados, en teatros, restaurantes y cines, en la ordinaria asamblea pública carente de algún elemento edificante, la Kundalini decae, o sea que no recibe ningún estímulo. Sin embargo, siempre hay una especie de marea en su curso: un flujo y reflujo, ascenso y descenso, por imperceptible que sea. Sería difícil creer que la Kundalini se encontrara alguna vez realmente dormida, por inactiva que parezca, pues necesariamente participa en el funcionamiento kundalínico que ocurre dondequiera, y como Kundalini en conjunto está en movimiento en todo espacio. No obstante, nosotros alimentamos y sometemos a privaciones a la Kundalini con las mismas pequeñeces de nuestro diario vivir físico, emocional, mental y superior.
Una observación de gran interés para el estudiante que hacía estos contactos fue el uso de lo que es llamado el tirso en los despertamientos especiales de la Kundalini que de tiempo en tiempo ocurren. El tirso tiene la propiedad magnética de extenderse y entrar en contacto estrecho con la Kundalini haciendo que ésta lo siga como el hierro al imán. En la antigüedad el tirso era muy bien conocido y evidentemente se usaba en casos en los que se prescribía algún tipo de estímulo artificial para la Kundalini. Indudablemente era conocido por los antiguos yoguis de la India y por los egipcios y los griegos. El tirso estaba hecho de algún metal de color blanco brillante, era de forma cilíndrica y de más o menos 60 centímetros de largo y tres de diámetro. Parecía una regla ordinaria. Se colocaba en la base de la columna y luego era movido hacia arriba, de modo que lo siguiera la Kundalini. Por supuesto, el tirso sólo podía ser usado por quienes ya tuvieran un conocimiento profundo del funcionamiento de la Kundalini.

Pequeñas citas para distribuirse en todo el artículo:

Igual que Ananta, el señor de las serpientes, es el sostén de la Tierra con sus montañas y sus bosques, la Kundalini constituye el apoyo de todas las prácticas de yoga. Cuando se despierta a la Kundalini se penetran todos los lotos y los nudos. El Sushumna se convierte en el camino real para el prana, la mente es apartada de los objetos, se burla a la muerte. Por lo tanto, haciendo cualquier clase de esfuerzos, deben llevarse a cabo los mudras a fin de despertar a la poderosa diosa Kundalini, que duerme en la boca del Sushumna, la puerta de entrada al Absoluto.
Hatha yoga pradipika (cap. III)

La gran diosa Kundalini, la energía del yo, la fuerza espiritual duerme en el muladhara. Tiene la forma de una serpiente enredada con tres vueltas y media. En tanto que permanece dormida en el cuerpo, el jiva (individuo) es sólo un animal. El conocimiento verdadero no se manifiesta para él así practique diez millones de yogas. Así como una llave abre una puerta, despertando a la Kundalini por medio de hatha yoga se abre la puerta de Brahman.
Gheranda Samhita (III, 49-51)

El Sushumna ha sido descrito como el Camino Divino y origen de la bienaventuranza eterna. Meditando en él los yoguis son capaces de anular todos los pecados y la impiedad. Dos dedos arriba del ano y separada medio dedo de los genitales se encuentras una base de cuatro dedos de ancho, donde descansa el Sushumna. En el centro de ese loto Muladhara existe una hermosa y pequeña cavidad triangular, la cual constituye el secreto de todos los tantras. Allí vive ... la deidad gobernante, el poder de la serpiente, que vigila el curso del Sushumna. Símbolo de la creación del mundo, ella está constantemente ocupada en el acto de la creación. Es la diosa del habla, más allá de las palabras, y como tal la adoran los dioses.
Shiva Samhita (II, 20-24)

No hay comentarios:

Publicar un comentario